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De la FALSEDAD "femenina" y sobre mujeres patologicamente falsas

Por Miguel Ángel Gallardo Ortiz, Criminólogo, en
http://www.cita.es/conmigo
Página publicada en http://www.cita.es/falsas

Dedicado a la única mujer que, tal vez, sea capaz de mentir por mí Ella sabrá la razón, pero yo se lo agradezco así.

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La Criminología, entendida como ciencia multidisciplinar que se ocupa del crimen, el criminal, los escenarios criminales, motivaciones o causas criminógenas y de la víctima (victimología) demuestra, por medio de la estadística descriptiva, y por su análisis racional, que ciertos delitos tienen puntos y momentos de acumulación, y tendencias, que evidencian una fenomenología muy compleja, y más aún desde una perspectiva de género, pero cuyo estudio, siempre que hay un presunto delito, o la intención de cometerlo, es imprescincible.

El Derecho ha de garantizar la igualdad, mientras que la Ciencia debe de ocuparse de las diferencias, también entre el Hombre y la Mujer, especialmente en sus aspectos delictivos y patológicos (psicopáticos y sociopáticos). La Criminalística, entendida como técnica instrumental específica de la Criminología, debe medir y estimar estadísticamente cuanto deba de ser observado para su diagnóstico, pronóstico y tratamiento eficaz. Eso es lo que se pretende en lo que sigue sobre la "falsedad de género ".

La historia de la criminalidad evidencia naturalezas, motivaciones y tendencias muy distintas en el hombre y la mujer. Es difícil imaginar a una mujer haciendo el gamberro hasta el vandalismo más violento por un equipo de fútbol que pierde un partido, pero tampoco resulta fácil imaginar a un hombre envenenando hábilmente, o mintiendo mientras llora, casi artísticamente, en una comisaría de policía al presentar una denuncia falsa, pero muy eficaz.

Eso no significa que no haya forofas peligrosísimas, ni hombres querulantes, porque sabemos bien que existen. Sin embargo, la criminología de cada delito históricamente evidencia unas pautas de conducta, unas intenciones, y unos "modus operandi", muy distintos en hombres y mujeres, cualquiera que sea su clase, condición, formación, entorno o "status" social.

La gran ventaja del enfoque criminológico en materia tan sensible es que la Criminología nunca se equivoca. Los que nos equivocamos, casi siempre, somos los aprendices de criminólogos, que a veces ingenuamente nos proponemos comunicar todo lo comunicable, pero en ocasiones lo comunicado no es un conocimiento científico, sino sólo una aplicación más o menos afortunada de un conocimiento que aspira a ser científico. El peor de los errores es creer que se ha acertado científicamente alguna vez, y el mayor de los aciertos, y el mejor mérito científico, consiste en estudiar sin descanso cada error, y sobre todo, cada ignorancia, empezando por la propia.

Los sabios son conscientes de lo que no conocen, y los hombres (o las mujeres) que hemos tenido la suerte de conocer a algún sabio, sabemos que no sabemos casi nada de las mujeres, por mucho que nos gusten e interesen (de hecho, cuanto más nos gustan, y más nos interesan, más nos equivocamos con ellas, por ellas o para ellas).

En lo que sigue trataremos de enfocar la atención sobre la fenomenología de la criminalidad femenina relacionada con la falsedad, definiendo, dividiendo y relacionando conceptos y datos para hacer una interpretación que pueda ser especialmente útil a las víctimas de la falsedad femenina, y de las mujeres patológicamente falsas. En muchos casos, son las mujeres las que antes detectan las patologías de otras mujeres, y lo hacen con más precisión y certeza que los hombres.

Se equivocarán quienes crean que este análisis es simplemente machista, o antifeminista. El feminismo, entendido como movimiento liberador, puede y debe ser apoyado incluso por las víctimas de la peor falsedad femenina. El problema no es el feminismo, sino lo que se comienza a denominar como "hembrismo" entendido como un movimiento sometedor que practican clanes de mujeres, a veces con estructuras y conductas sectarias.

Una de las armas del hembrismo es la falsedad diferenciadamente femenina orquestada que deja al hombre desorientado y vagabundo con su credibilidad destrozada. Pero antes de poner apellidos a la falsedad, debe definirse y circunscribirse, en este caso, a cuanto puede tener graves consecuencias judiciales, y también profesionales y económicas.