Padres y Madres Separados

Ayuda práctica, jurídica y psicológica padres, madres, separados, divorciados e hijos

Otra historia muy dura

Estimados amigos y compañeros:

Ya sabéis que no veo a mis hijos desde hace mas de un año y que estoy harto de interponer denuncias por I.R.V.

Sabéis que la jueza ordenó a la madre entregar a los tres niños en un punto nefasto (unas dependencias de la policía municipal) y que la madre de mis hijos desobedece repetidamente esa orden, sabéis que viajo 350 Km desde provincia de Valencia para llegar hasta ese punto y sabéis que cada vez que la orden de la jueza se incumple, denuncio el hecho, no solo reclamando mi derecho sino también pidiendo ayuda para mis hijos alienados y maltratados, abandonados a su suerte, en manos de una madre irresponsable que descuida su salud y su educación; pero todas esas denuncias se vienen archivando una tras otra.

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El centro de detención de Moratalaz es horrible, por donde lo mires, plagado de policías uniformados y prepotentes, hay decenas de celdas para albergar a gran cantidad de detenidos, nosotros fuimos de los primeros en llegar nos mezclaron con otro grupo de ladronzuelos y drogodependientes, al llegar te requisan todo, te quitan hasta los cordones de zapatos, el cinturón, todo, te palpan de armas, durante todo el tiempo te tratan como si fueras un delincuente, obviamente, allí hay delincuentes, pero yo no lo soy y sin embargo estaba allí, en medio de esa fauna humana, drogadictos, extranjeros indocumentados, asaltantes, tipos sucios, había uno que era insoportable, porque se quitó las zapatillas e hizo cabrear a todo el mundo del olor a pies que tenía, por suerte no me alojaron en la misma celda que a este tipo.

Tuve suerte con los compañeros de celda que me tocaron y con quienes compartimos esa noche triste, intentando dormir en el suelo, en la clásica colchoneta, bajo las luces fluorescentes y con el ruido a barrotes y puertas que se abrían y se cerraban una y otra vez.

Es una tortura pasar por el centro de detenciones de Moratalaz. A la 01,30 hs todos a levantarse, te conducen a otra sala, donde te vuelven a pintar los dedos y te hacen la foto; finalmente a eso de las 2 o 3 de la mañana llega algo de tranquilidad en el centro de detención, solamente escuchas ronquidos y pedos de los compañeros de celda o gritos de otros tipos en otras celdas, yo no pude pegar el ojo, la verdad.

A las 6.00 hs todo el mundo arriba, los gritos de los policías se hacen insoportables, a devolver la manta y la colchoneta, te dan el desayuno de la dieta, y luego te meten en otra celda a la espera del traslado a Plaza de Castilla, en esa celda nos hicieron esperar a 16 personas, hacinados, cansados, dormidos, nos hicieron esperar mas de 1 hora, esta espera fue demoledora, allí nos faltaba el aire, hasta que nos metieron en un furgón en grupos de 6 personas, esposados nuevamente, mi compañero esta vez era un chico rumano que había intentado robar en una cafetería junto con otros dos paisanos; ya en el furgón, los yonkis desesperados recogieron las colillas que había en el suelo y se pusieron a fumar allí dentro, el humo te hace llorar de lo fuerte que es, en esos momentos maldices estar allí y hasta lloras de la impotencia que se siente, te sientes en una perrera, estas cagado de sueño, hecho polvo y mientras te tragas ese humo asqueroso escuchas la sirena del furgón en medio de la M-30.

Una vez que llegamos a Plaza de Castilla, nos metieron en una celda, quizás la mas inmunda de todas, en una esquina había un hoyo para mear y cagar, daba asco estar allí, daba asco sentarse en cualquier sitio, pero a esas alturas, uno ya está completamente demolido, ya hueles a mierda, a colchoneta y manta usada, algunos incluso se acuestan y duermen a pesar de toda la mierda que hay allí; te vuelven a pintar los dedos, te ponen en otra celda igual, y allí a esperar a que nos fueran llamando a cada uno.

En esta última celda, conocí a mas personajes de esta fauna humana: un lituano, un colombiano, los tres rumanos que cagados de hambre habían decidido asaltar una cafetería, estos chicos eran unos críos, parecían que acababan de salir del instituto, los mas desagradables eran los drogadictos, pero bueno, a esas alturas ya me había acostumbrado.

Me llamaron alrededor de las 13 hs del 05/10/05, me esposaron y me condujeron hasta el juzgado Nº 14 en la 5º Planta, los dos guardias civiles impecablemente vestidos y limpios me pasearon esposado, sucio y despeinado por todo el edificio antes de llegar a la sala del juicio, me daba mucha vergüenza ir por allí esposado, es humillante y creía que ahí arriba me verían mis hijos, pero por fortuna ellos no estaban cuando llegué yo, no vi a nadie de mi familia, ni mi ex esposa ni mis hijos estaban allí presentes.

El juicio rápido, fue rapidísimo, esta vez me tocó un juez hombre, una de las pocas veces que me topo con un juez hombre, a su alrededor por supuesto todas mujeres, la fiscal a su derecha, el juez me obligó a permanecer parado allí entre los dos guardias civiles que tomaron asiento, yo había pensado una y mil veces durante toda la noche lo que iba a decir, pero cuando comencé a hablar lo primero que hice fue pedirle al juez que me quitaran las esposas, le dije que yo no era un delincuente, pero el juez se excusó diciendo que la seguridad allí no dependía de él, así que tuve que aguantarme, comencé a contar lo que había ocurrido y el juez me interrumpió para decirme que abreviara, entonces intervino mi abogado para calmarme un poco, porque me vio muy nervioso, en realidad yo estaba cabreado por estar así esposado, logré terminar de contar lo sucedido, les expliqué que había intentado ver a mis hijos en vistas de que la madre no les lleva por el punto de reunión y negué que hubiera maltratado a mi hijo, etc.

Entonces el juez miró a la fiscal y le preguntó que pedía ella! La fiscal dijo que nada, que los hechos no eran causa de ninguna sanción o condena y que la cuestión debía resolverse en el ámbito de la justicia de familia! Eso me pareció entender. El juez dictó el sobreseimiento de la causa.

Yo suspiré aliviado, entonces se me ocurrió que no había razón alguna para que permaneciera esposado, le pedí al juez que ordenara me las quitaran, pero ni puñetero caso; me llevaron a la secretaría y allí firmé el acta del juicio y me volvieron a pasear por el edificio antes de devolverme a los calabozos del subsuelo. Poco después me despedí de mis compañeros de desgracia, me volvieron a pintar los dedos antes de salir de allí, alrededor de las 13 hs, el sol brillaba y el cielo me parecía mas azul que nunca, nos fuimos junto con mi abogado a tomar una caña, invité yo.