Simuló la muerte de su hijo para apartarlo del padre:
La Fiscalía pide tres años de cárcel para la madre
que intentó dar al niño en adopción, lo registró con
un padre falso y luego declaró que había olvidado que
lo había parido "por la depresión postparto"
Es 4 de enero de 2016
cuando Álvaro Area,
militar gallego de 26
años, se va a la Guardia
Civil de Los Alcázares
(Murcia) a preguntar si es
o no es padre.
Su ex pareja, la camarera
ecuatoriana Lidia R., de
34, con la que había planeado una paternidad
compartida que luego incluyó una relación
sentimental que ella cortó al quinto mes de
embarazo, le ha dicho que no. Que no hay bebé.
Que murió en el parto, pocos días antes.
Lidia era la misma mujer que nueve meses antes
de ese momento, en abril, cuando todo eran vino y
rosas, le enviaba a Area un "me tienes loquita por
ti, corazón".
La misma que le había escrito entonces: "Ya le
comenté a madre que voy a salir embarazada de
ti".
También la misma que poco después, en octubre,
tras romper con él y volver con su anterior pareja,
le había escrito: "No quiero el bebé". Y también un
muy poco sutil "el lunes aborto".
Así que en enero, sin tener él más noticia del
tema, pero subiéndose por las paredes, los agentes
escuchan a Area y no dan crédito.
Llaman a Lidia, que se persona en el lugar. La
mujer, apoyada por su pareja en ese momento,
Lucas S., lo repite: no hay bebé, murió en el parto,
en el Hospital Los Arcos del Mar Menor.
Area se va a casa "hundido". Su hijo ha muerto.
"Me lo creí completamente", contará luego a sus
amigos. Pero, como el futbolista que no se come el
amago del rival, al día siguiente se pone a mover
Roma con Santiago y en pocas horas recibe una
llamada de un cargo de la Región de Murcia: sí,
Álvaro es padre.
Su hijo nació, efectivamente en Los Arcos, el 31 de
diciembre. Pero debe darse prisa: la madre lo
quiere dar en adopción. Ha dicho tras el parto que
no sabe quién es el padre, que no quiere al niño.
Álvaro se va al hospital, donde en ese momento no
consigue nada, pero donde luego descubrirá que
Lidia le ha dado al niño el nombre de Lucas, su
actual pareja. De ahí, a los juzgados de San Javier,
a denunciar.
"EL FETO ESTÁ ALLÍ"
Al salir, le llama el abogado de ella, quien le
asegura que todo es verdad, que el niño ha muerto
en el parto, que no se meta en camisa de once
varas, que "el feto está allí".
Que la ginecóloga de turno "se encaprichó" con
que naciera de cabeza, con consecuencias fatales.
Que "los monitores se volvieron locos" y "la cosa
se fue de madre".
Que no se meta con Lidia y Lucas, que el propio
letrado ya intervino en una de sus trifulcas
anteriores y la cosa fue "terrorífica". Que ella ha
elegido a Lucas, que la vida es dura y a él le toca
encajar.
Álvaro, un padre que busca como loco a un hijo
que ni sabe si existe, se va a la Dirección General
de Familia murciana y allí descubre que, en efecto,
es papá. Su hijo se llama Lucas Fernando. Pide
que le hagan una prueba de paternidad ipso facto.
No podemos, le contestan: el niño no tiene sus
apellidos y fue tutelado públicamente de urgencia
el 31 de diciembre.
La madre, visto el pastel, ha dado marcha atrás a
la entrega en adopción tras la escena en la Guardia
Civil, pero alega que es imposible que Area sea el
padre porque, asegura, es homosexual y jamás han
tenido intimidades compartidas.
El pequeño Lucas se pasa cinco meses en una casa
cuna, solito en su aterrizaje en esta extraña vida,
hasta que el análisis de ADN evidencia que Álvaro
Area y no Lucas S. es su padre al 99,99%. El niño
pasa a custodia de la madre, y a su padre se le
concede cuidarlo fines de semana alternos y días
entre semana, "pero su madre me niega el acceso a
él".
Siempre que le toca, Area se presenta en el
domicilio de ella, en Los Alcázares, y llama al
telefonillo. Sólo cuando el niño tiene un año, y
tras varias denuncias, consigue ver al hijo que
creyó muerto.
CONDENADA POR LESIONES
Después, pelea, a veces físicamente -ella llega a
ser condenada en 2017 por lesiones por una de sus
trifulcas-, para lograr una custodia compartida que
finalmente logra hace ahora un mes. Tras creer
que su hijo había muerto, ser obligado a un
análisis de ADN para convertirse en padre y luchar
por siquiera verle, Álvaro Area tarda seis años en
lograr estar en pie de igualdad con su madre con
respecto a su hijo (una iter judicial que merecería
otro reportaje como éste).
Y ahora, seis años después también, la noticia: la
Fiscalía del Juzgado de Primera Instancia e
Instrucción número 15 de San Javier pide tres
años y medio de cárcel para los dos acusados, Lidia
R. y Lucas S. Dos por alteración de paternidad, y
uno y medio por falsedad documental, por
inscribir al niño en el Registro Civil con un padre
falso a sabiendas.
No sólo eso. Pese a que ella lo niega, el juez da por
cierto que la mujer aseguró ante la Guardia Civil
que el bebé había muerto, "sin que Lucas S. lo
negase". La imputada, además, sostiene que los
mensajes de Whatsapp se mandaron desde un
móvil que no era suyo, pero el magistrado
tampoco la cree, apoyándose en mensajes que
tenía en otro teléfono.
Su compañero también está en difícil tesitura:
pese a que alega desconocer que el niño no era
suyo, el magistrado cree que se inculpó al
preguntarle a Álvaro Area si era el padre del
menor con el siguiente mensaje, en noviembre de
2015, que reproducimos en su rugosa textualidad:
"Yo solo kiero saber si os habeis acostado por k
ella dice k no k a sido por invitro lo del crio" [sic].
En el procedimiento de familia, durante la pugna
por la custodia del menor, ella alegó que, cuando
dio a luz a Lucas, tuvo depresión postparto y se
olvidó de que lo había parido: "Tuve depresión
postparto, no me acordaba del crío. Yo creía que
había muerto. Le decía a mi pareja que no tenía
ningún hijo", declaró en un informe al que ha
tenido acceso EL MUNDO.
En realidad, como consta en el informe de Familia,
lo había dado en adopción. La mujer aseguró que
había proyectado un trauma previo de su vida:
había perdido tiempo antes a un hijo de un año, lo
que le había llevado a pensar que a Lucas le había
sucedido lo mismo, alegó. El psicólogo que recogió
esas manifestaciones, nombrado por el juez de
Familia, terminaba su informe, el pasado mes de
marzo, recomendando que la custodia pasara al
padre, cosa que sucedía hace un mes.
"UNA PESADILLA QUE DIO PASO A OTRA"
La historia, que espera fecha de juicio en estos
días, pivota en torno a un tipo penal de lo más
inhabitual en la jurisprudencia española: la
alteración de la filiación, una rara avis en la
historia jurídica española, caso Niños Robados
aparte.
¿Y cómo ha vivido y vive el gallego Álvaro Area
esta increíble peripecia? "Aquel día ante la Guardia
Civil me hundí, me creí completamente que mi
hijo había muerto... Pero luego me activé porque
me di cuenta de que tenía que actuar muy rápido.
Pasé una pesadilla que luego dio paso a otra
pesadilla", terminado contando a sus íntimos
Este diario ha intentado ponerse en contacto con
él, sin éxito. "No quiere separarse de su hijo para
nada, ni que salir a la luz perjudique al niño",
cuentan sus cercanos.
Pregunta dura: ¿quiere él que la madre de su hijo
vaya a la cárcel? "No busca venganza, pero sí
justicia".
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