CARTA URGENTE, ABIERTA Y PÚBLICA AL PARTIDO POPULAR. ?
(Sobre la necesidad de la mediación familiar en los procesos de separación y divorcio y sobre la urgente derogación de la denominada ?ley integral contra la violencia de género?)
CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.
PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PADRES Y MADRES SEPARADOS DE EXTREMADURA CUSTODIA COMPARTIDA ¡YA!
Publicado el
Es de extrema urgencia crear centros donde se enseñe a los padres a enfrentarse a la nueva situación, lugares en los que se les pueda reeducar y se les transmita la necesidad de llegar a acuerdos. Partiendo en algunos casos de situaciones tales, como que los dos miembros de la pareja ni siquiera se aceptan físicamente. Esos lugares evidentemente no son los tribunales…
Las rupturas matrimoniales se convierten en la mayoría de los casos en guerras en las que la carga emocional y los intereses enfrentados “ciegan” a la mujer y al hombre impidiendo salvo raras excepciones, que lleguen a acuerdos de separación aceptables para ambos. Los actualmente denominados “convenios reguladores” de separación y divorcio, debido a esos intereses enfrentados, apenas tienen garantía de ser cumplidos, y por supuesto desgraciadamente tampoco son beneficiosos para los hijos.
El proceso de separación de una pareja suele ser largo y costoso, tanto desde el punto de vista emocional como dinerario. Uno de los principales impedimentos para lograr una “separación civilizada” es la carga emocional que posee la pareja que se está separando: agresividad, frustración, resentimiento, etc. Esta carga hace que ambos miembros distorsionen la realidad e incite a uno de ellos, o a los dos, a intentar castigar a la otra parte o a vengarse.
La Mediación Familiar representa una alternativa a la vía judicial cada vez más en auge (de eficacia probada allí donde hay suficiente práctica de ella) que, posibilita que la resolución de conflictos en las separaciones matrimoniales “sea de guante blanco”, impidiendo que haya que recurrir necesariamente a los Juzgados para sentar las bases del futuro de los ex cónyuges y de sus hijos. Cómo mínimo debería advertírseles a las personas en proceso de ruptura, de los posibles costes del conflicto, y de las terribles consecuencias que acarrean las disputas por resolver.
Estamos hablando de un procedimiento de gran implantación en los países de nuestro entorno cultural, que hace disminuir considerablemente la confrontación, y que asegura un altísimo grado de cumplimiento de los que actualmente se denominan convenios reguladores. La Mediación Familiar propicia que entre ocho y nueve de cada diez casos los ex cónyuges cumplan lo acordado, mientras que en los casos de separaciones judiciales el porcentaje se reduce de manera especialmente importante.
Las rupturas matrimoniales se convierten en la mayoría de los casos en guerras en las que la carga emocional y los intereses enfrentados “ciegan” a la mujer y al hombre impidiendo salvo raras excepciones, que lleguen a acuerdos de separación aceptables para ambos. Los actualmente denominados “convenios reguladores” de separación y divorcio, debido a esos intereses enfrentados, apenas tienen garantía de ser cumplidos, y por supuesto desgraciadamente tampoco son beneficiosos para los hijos.
El proceso de separación de una pareja suele ser largo y costoso, tanto desde el punto de vista emocional como dinerario. Uno de los principales impedimentos para lograr una “separación civilizada” es la carga emocional que posee la pareja que se está separando: agresividad, frustración, resentimiento, etc. Esta carga hace que ambos miembros distorsionen la realidad e incite a uno de ellos, o a los dos, a intentar castigar a la otra parte o a vengarse.
La Mediación Familiar representa una alternativa a la vía judicial cada vez más en auge (de eficacia probada allí donde hay suficiente práctica de ella) que, posibilita que la resolución de conflictos en las separaciones matrimoniales “sea de guante blanco”, impidiendo que haya que recurrir necesariamente a los Juzgados para sentar las bases del futuro de los ex cónyuges y de sus hijos. Cómo mínimo debería advertírseles a las personas en proceso de ruptura, de los posibles costes del conflicto, y de las terribles consecuencias que acarrean las disputas por resolver.
Estamos hablando de un procedimiento de gran implantación en los países de nuestro entorno cultural, que hace disminuir considerablemente la confrontación, y que asegura un altísimo grado de cumplimiento de los que actualmente se denominan convenios reguladores. La Mediación Familiar propicia que entre ocho y nueve de cada diez casos los ex cónyuges cumplan lo acordado, mientras que en los casos de separaciones judiciales el porcentaje se reduce de manera especialmente importante.