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El juez de Familia de Vigo tira la toalla

LUIS ÁNGEL FERNÁNDEZ BARRIO, Juez de Vigo:

´Dejo el Juzgado de Familia abatido porque está sin medios y abandonado a su suerte´

Luis Ángel Fernández Barrio, casado y con tres hijos, cesó hace una semana como juez de Familia. / jesús de arcos MULTIMEDIA Fotos de la noticia NOTICIAS RELACIONADAS "No puede judicializarse la vida de un niño". Gran Vigo "Si algún político tuviese en Vigo un divorcio contencioso seguro que pondría cartas en el asunto"

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- El punto de encuentro no es la única carencia que sufrió...

- No es la única. Pero son todas muy básicas, y no son tan difíciles de conseguir. Se necesita un punto de encuentro adscrito al juzgado, no a la Administración; un equipo psicosocial adscrito al juzgado, no al Imelga; un médico forense adscrito al juzgado... Porque en Familia también llevamos incapacidades e internamientos psiquiátricos.

Y muchas veces tenemos que hacer los reconocimientos de estos internamientos sin forense, así que contamos a la buena de Dios con algún médico que encontramos allí, un psiquiatra, para que haga las veces de facultativo. Y eso va a estallar un día. ¿Algo bueno? Ahora por fin tenemos un fiscal de incapacidades y menores. Pero eso nos afecta tangencialmente, porque los casos de Familia siguen repartidos entre todos los fiscales. No hay uno que lleve el asunto de principio a fin.

- La carga de asuntos y los retrasos son un mal endémico en muchos juzgados. ¿Lo son también en el que acaba de dejar?

-Nosotros hemos dejado el juzgado al día. Lo que entra hoy, si es urgente, se señala en el plazo de un mes. Y lo que no lo es, en dos meses. En un juzgado con 1.500 asuntos anuales es una media muy razonable de tiempo. En eso sí que podemos estar muy orgullosos de haberlo trabajado. Y aquí quiero destacar la buena gente con la que conté en este juzgado: el secretario judicial es una persona excepcional y, de los funcionarios, a los que he tratado como compañeros, sólo puedo decir que estoy muy satisfecho con ellos. Mucho.

- ¿Se necesitan reformas legales en el ámbito de Familia?

- Sin duda. Hace falta un cambio legislativo porque es necesaria la mediación familiar previa a los juicios. Y que sea obligatoria. Esto consiste en que antes de venir al juzgado la pareja pase por un equipo multidisciplinar compuesto por psicólogos, terapeutas..., que les ayuden a pasar el duelo y el sentimiento de pérdida de la ruptura y también a superar rencores y fobias. Porque así se darían cuenta de que lo importante es el bienestar futuro suyo propio y sobre todo el de sus hijos. Para que no usen a los niños como mecanismo de disputa, como instrumento. Para no tener una ambulancia aparcada al lado del juzgado, porque en alguna ocasión hemos tenido que llamar al 061 porque un cónyuge se nos desmayaba en el juicio. Porque incluso en los mutuos acuerdos viene gente llorando. Porque, en definitiva, un juzgado no es un gabinete psicológico: tenemos que aplicar la ley, no consolar a la gente. Pero nos hemos tenido que convertir en "psicólogos".

Si existiese la mediación que les limpiase de todo miedo y rencor, estarían más dispuestos a pactar. Y es que los procedimientos de Familia son habas contadas: se trata de establecer un régimen de visitas y una pensión de alimentos.

- ¿Se vive mucha tensión en los juicios?

- En los que son contenciosos, por supuesto. Pero antes de empezar un juicio siempre hablo con los letrados y trato de llegar a un acuerdo. Ha habido acuerdos que nos ha costado hora y media conseguir, pero los hemos logrado. Y ahí sientes que el trabajo ha estado bien hecho. Y te sientes muy feliz, porque ves que la gente dejó de lado el rencor para buscar lo mejor para sus hijos: es digno de darles la enhorabuena.

Por eso después de ratificar en sala esos acuerdos, me sacaba la toga y la corbata, iba hacia ellos, les daba la mano y les decía: `Gracias, gracias por haberlo hecho´. Porque lo otro es montar un circo.

- Los propios abogados confiesan que en los juicios de Familia se ve lo peor de la condición humana...

- Se ve. Y oírlos rasgarse el uno al otro no tiene sentido. De ahí no se saca nada bueno. Se lo digo a muchos padres: nadie puede impedirme que cuando vuestro hijo tenga 18 años venga a pedirme una copia de la grabación del juicio. Y como es protagonista del procedimiento se la vamos a dar. Y entonces va a ver lo que uno y otro ha dicho sobre el crío, y a lo mejor eso luego pasa factura... Lo peor que he llegado a decir en un juicio es llamarle a los dos, al padre y a la madre, fracasados. Que han fracasado como progenitores. Y eso es muy duro.