Padres y Madres Separados

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ASÍ ESTÁ EL PATIO

(Carta a mi mejor amigo de la adolescencia, ahora separado y con hijo, como yo)

Querido Antonio: Muchas gracias por tu mensaje de aliento. Pero te aseguro que la noticia de que el Tribunal Constitucional declara constitucional la ley integral de medidas contra la violencia de género (que es lo que, por otra parte, se esperaba) me sume en una gran crisis de realismo, me abre los ojos. Y, ante tal atropello, veo que hay dos soluciones: Una es exiliarse, lo que no es posible porque nuestros hijos están aquí.

Y, además, para qué ir al extranjero, ¿para acabar como tu abuelo en el campo nazi de Mathausen?.

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Así pues lo que la ley de medidas contra la violencia de género de verdad persigue es ayudar a que manden las mujeres en vez de los hombres. Lo que persigue, según sus instigadoras confiesan, es incorporar a la infantería de a pie (la mujeres en el ámbito privado de las relaciones de pareja) a la gran batalla de las élites.

Sé que a los ciudadanos de a pie, en especial a los maltratados de uno y otro sexo, esas guerrillas de poder no nos alcanzan, salvo para fastidiarnos.

Más bien lo que queremos es justicia con minúscula, es decir, con eficacia, sin tanta retórica desde el poder y sin las mayúsculas que el Tribunal Constitucional le acaba de poner al asunto. Desde que entró en vigor la ley, el número de mujeres maltratadas y asesinadas no ha parado de aumentar cuando se suponía que la ley debía servir para lo contrario.

No obstante, "la ley es buena". Cuando explican el porqué, averiguamos que es porque la ley ha propiciado que se denuncie más. Y es ahí donde, como sabes, a mi me duele porque me consta que esa ley alienta las denuncias falsas. Y esas, ni siquiera las han debido inventar ciertas mujeres avispadas sino sus abogadas o abogados, ya que dicha ley se las pone a huevo (hecha la ley, hecha la trampa).

Lo que a mi me toca y me asusta es que, si dicha ley protegiera de verdad a las mujeres, aun a costa de discriminar a los hombres, bienvenida fuera.

Pero es que la ley fastidia también a las mujeres: por ejemplo mi hija (mujer es), su tía paterna (mujer también), su abuela (no menos mujer. En virtud de una denuncia falsa de mi ex, mi hija (que, insisto, es mujer) ha perdido durante ¡más de un año! a su padre (la Justicia es lenta). A mi ex la denuncia falsa, en la actual coyuntura, le ha salido gratis.

Principal perjudicada: la niña. Pero, por aquello de la ley del péndulo, por una cuestión de dialéctica histórica (que dirían las feministas socialistas), si, cuando mi hija esté en edad de merecer, tiene la desgracia de ser maltratada por su pareja y acude a interponer la correspondiente denuncia, puede que entonces sea vista con reticencia por los funcionarios, que puede que piensen, si esto sigue así: "otra que puede que venga a denunciar en falso."

El pecado original de su madre y de l@s que han hecho la ley lo está pagando ya mi hija, que es mujer, y muy caro. Porque es claro que en tiempos de Franco mi ex no habría podido actuar así: Pues ni tanto, ni tan calvo.

Así es que, entre los aspectos de la ley a mejorar, de los que ha hablado recientemente De la Vega desde Níger, ¿qué tal si le echamos un vistacillo a la falsa delación que la ley fomenta? Cosa que no harán.

Porque me atrevo a afirmar que las denuncias falsas es lo que desean y lo que han propiciado maquiavélicamente, porque la mentira es también una estrategia de guerra y lo que las feministas radicales quieren, por mal nombre feminazis, es la guerra de sexos. No soy yo quien lo dice. Son ellas. Sólo un botón de muestra: "Si no los podemos hacer [a los hombres] tan buenos, hagámosnos nosotras tan malas ... no impongamos dulzura, hagámosnos brutales".

La cita es de una de nuestras más destacadas e influyentes feministas socialistas, Amelia Valcárcel, y se puede leer en su libro "El derecho al mal", de 1991.

Nunca había empleado el término "feminazi" para calificar al feminismo radical. A partir de ahora, lo haré sin ningún escrúpulo de conciencia. Porque amparar como constitucional la vulneración del artículo 14 de la Constitución, que consagra la no discriminación (ni negativa ni "positiva") por razón de sexo, como ha hecho el Tribunal Constitucional, con el voto favorable de su presidenta a la cabeza, la feminista María Emilia Casas Baamonde, nos condena a vivir en un estado feminazi, donde, al igual que ocurrió con el régimen de Hitler, se consagra el derecho de autor. Entonces contra algunas razas. Ahora contra un sexo, el sexo degenerado, según la ideología de género. Palabras de Zapatero: "Como saben de sobra, no soy amigo de las guerras. Máxime de las guerras ilegales. Las considero una lacra y un azote para la humanidad. Pero sólo hay dos guerras que estoy dispuesto a emprender y en las que comprometer moral y políticamente al Gobierno: la guerra contra el hambre y la guerra contra el machismo criminal."

Contra el hambre no parece que haga mucho, consagrado como se halla a la otra guerra. Los resultados de Zapatero respecto al precio de la vivienda, la subida de la luz, de la gasolina o de los alimentos más básicos no parecen una manera muy eficaz de luchar contra el hambre, por no citar más que lo más aparente.

Tampoco es una manera muy eficaz para paliar el hambre condenar de facto a muchos padres varones separados a que tengan que alimentarse en los comedores de Cáritas, como cada vez ocurre en mayor proporción, salvo que estos no entren en la cruzada contra el hambre, por tratarse de machistas criminales. Por guerras ilegales, entiende la de Iraq. La guerra preventiva es ilegal. Zapatero se ha preocupado de hacer legal la suya contra el machismo criminal, con una batería de leyes como la que nos ocupa o las que nos esperan.

Pero no es justo. Nos ha engañado como chinos. Zapatero nos dijo que Bush era muy malo porque practica la guerra preventiva contra los extranjeros mientras que él, Zapatero, practica la guerra preventiva contra sus propios ciudadanos, en concreto todos aquellos varones que tengan la desgracia de sufrir una denuncia que los catalogue como machistas criminales.

A esos varones, primero se les hace la guerra preventiva (medidas preventivas de alejamiento o cárcel inaudita parte) y luego ya veremos. Y no hay mucha prisa en el protocolo establecido por verlo. Que es lo que me pasó a mi.