Padres y Madres Separados

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ASÍ ESTÁ EL PATIO

(Carta a mi mejor amigo de la adolescencia, ahora separado y con hijo, como yo)

Querido Antonio: Muchas gracias por tu mensaje de aliento. Pero te aseguro que la noticia de que el Tribunal Constitucional declara constitucional la ley integral de medidas contra la violencia de género (que es lo que, por otra parte, se esperaba) me sume en una gran crisis de realismo, me abre los ojos. Y, ante tal atropello, veo que hay dos soluciones: Una es exiliarse, lo que no es posible porque nuestros hijos están aquí.

Y, además, para qué ir al extranjero, ¿para acabar como tu abuelo en el campo nazi de Mathausen?.

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La otra, la solución que nos queda, es vivir en exilio interior, en las catacumbas (que decía el escritor Javier Sampedro), como tu otro abuelo, y disfrutar de la familia, como hizo ese tu otro abuelo.

Que mi hija disfrute en un futuro inmediato de mis viejos libros, de la misma manera que tú y yo disfrutamos de los entrañables vinilos de música clásica de tu abuelo.

Casi no aspiro a nada más. Y desde el exilio interior me planteo esta pregunta: ¿De verdad desean quienes han impulsado la famosa ley integral de medidas contra la violencia de género acabar con ese tipo execrable de violencia?

Porque sobreactuación legislando, hasta los límites de la Constitución. Pero miniactuación poniendo recursos.

En una reciente emisión del programa "Derecho a juicio", de Tribunal tv, Rodrigo Gavilán, portavoz de la Confederación Española de Policía, se quejó de que "no tenemos funcionarios suficientes ni siquiera para proteger a las mujeres que ya tienen decretada una orden de protección por parte del juez" y ofreció los siguientes datos, que él mismo calificó de "reveladores": Comisaría de distrito de Usera (Madrid): 4 funcionarios protegen a 1100 mujeres con orden de protección.

Toledo: 4 funcionarios para 800 mujeres con orden de protección. Murcia: 10 policías para 550 mujeres.

Zaragoza: 19 policías "en segunda actividad, es decir, prejubilados" para 2100 mujeres maltratadas.

Valladolid: 8 para 330. Córdoba: 6 para 432.

La media en España: un solo policía debe proteger a 250 mujeres ya con orden judicial de protección. Y contó que le decían sus compañeros, ocupados en este asunto, algo así: "Las mujeres que yo tengo que proteger, es que ni las conozco, ni las he visto en mi vida. Conozco a 10 o a 15 y al resto, lo único que se puede hacer es llamarlas una vez cada mes o cada dos meses por teléfono."

Vistos los escasos recursos (recuérdese también la huelga de los funcionarios de los juzgados de violencia doméstica, quejándose también de falta de recursos), la famosa ley integral de medidas contra la violencia de género parece más bien otra estrategia (que unir a la asignatura de educación para la ciudadanía, a la ley de igualdad y demás) para imponer a la sociedad una perspectiva ideológica desde el Estado, y en concreto la ideología de género, uno de cuyos lemas principales es que lo personal, lo íntimo, lo privado debe ser también político.

Así lo reconocen las propias impulsoras socialistas de la ley, cual es el caso de Micaela Navarro, que confesaba que esta ley "no sólo pretende dar una respuesta integrada a la violencia contra las mujeres ..." (y ya se ve que respuesta no mucha y menos integrada: ver párrafo anterior).

Esa ley "es también una respuesta a la distribución del poder basada en los restos presentes del sexismo en nuestra sociedad." La ley "provocará cambios en las estructuras más básicas del poder, en su elemento más pequeño: el poder en el entorno familiar." (Las citas están en el libro "Las Zapatistas", de Inmaculada Sánchez).

Y, para ello, nada mejor que calificar en la ley como delito un determinado gesto del macho pero sólo como falta si ese mismo gesto es cometido por una mujer. Quien tiene una ventaja legal, manda en el juego. Así de simple. Si yo tiro con dos o tres dados y sumo el resultado, en el juego del parchís, mientras que tú sólo juegas con uno, porque las leyes del parchís así lo autorizan, está claro que yo tendré todas las de ganar.

Siempre podrías ganar tú, claro . "No todo se hunde por eso", como tú dices. Pero resulta evidente que sólo a un masoquista, a un perdedor o a un tonto le apetecería jugar , en esas condiciones, al parchís conmigo.