Padres y Madres Separados

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UN PASEO POR LA MEMORIA

Un artículo de Eluterio Sánchez (EL LUTE)

?Enhorabuena, Eleuterio. Recoja sus cosas; se va en conducción a una cárcel de régimen abierto. La mejor de todas: Alcalá de Henares?. Era el Jefe de Servicios del Penal de Córdoba, el que me llamó a su despacho para darme la noticia. Me quedé anonadado.

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Aún seguía bajo los efectos de la impresión inicial. En mi fuero interno se libraba una cruel y despiadada batalla que me dejaba exhausto. Tan pronto exultaba, luego una voz me decía: ”¡ Ojo, Eleuterio no te fíes, no los creas!. ¿Te has olvidado de quienes son, de que siempre jugaron sucio contigo? ¿Qué te hace pensar que ahora puede ser diferente?”.

No sabía que partido tomar. La incertidumbre me habitaba. La zozobra me quemaba el pecho. Me sacaron de la mortífera rutina y me pusieron en movimiento, al tiempo que me contaban una historia bonita. Verdad o no, tenía una cita, iba a su encuentro. Pronto conocería el resultado. Por otra parte, me parecía casi imposible que alguien pudiera hacerme más daño; había desde tiempo ha, tocado fondo y era dudoso que mi situación pudiera alguien empeorarla más.

La noticia me cogió desprevenido. Llevaba más de un año esperando ser liberado por aplicación del decreto de la amnistía. Ví como salían los etarras, GRAPO, FRAP, y presos comunes juzgados igual que ellos por la malhadada Ley de Bandidaje y Terrorismo. La misma ley que me condenó – quince años antes a mi- a muerte. (Ahora se viene hablando de anular esos procesos). Por ello, ante la noticia inesperada de mi traslado, no sabía si reír o llorar. En todo caso no era una decisión seria: me pareció una cruel ironía llevar a “El Lute” a una cárcel de régimen abierto para que él mismo fuera su propio carcelero.

Así fue. No me aplicaron amnistía – como a todos los presos juzgados por tribunales especiales militares, ya fuera su delito de intencionalidad política o no – porque, “ ¡ con la guerra que había dado el personajillo Lute!”, nadie se atrevió, en aquellos momentos convulsos a ponerle el cascabel al gato. Y me utilizaron – una vez más – como escaparte publicitario de reinsertado social y modelo cívico.

El furgón que me traslada a mi destino es lento pero seguro. Lo molesto es que llevo las manos esposadas y sujetas en medio con otras que me fijan al banco en donde me asiento. Estoy ligeramente ladeado, girado de tres cuartos. Ya digo, muy molesto.

Una molestia gratuita, pues si voy, como aseguran, a una cárcel de régimen abierto, ¿para que esta desconfianza y alarde de seguridad?. Pues donde voy no hay rejas, ni muros ni garitas con picoletos custodios. ¿Acaso me han engañado?....