Padres y Madres Separados

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La gran mentira de la ?violencia de género?:

Goebbels (Ministro de Instrucción Pública y Propaganda de Hitler) es el autor de una máxima que tiene muchísimos adeptos:

"una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad". La afirmación que, el feminismo ?políticamente correcto? ha conseguido imponer como verdad deja sentir todo su peso en las decisiones de los poderes ejecutivo, judicial y legislativo, e incluso del ?cuarto poder?:

"la violencia doméstica es unidireccional, hombre = maltratador; mujer = víctima".

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VIOLENCIA CONTRA EL VARÓN

Martin S. Fiebert, profesor de Psicología de la Universidad de California, realizó un estudio en el que concluye que las mujeres son tan agresivas, o más, que los hombres en sus relaciones de pareja.

El estudio Fiebert facilita los datos, cifras y conclusiones resultantes de 147 investigaciones especializadas, 119 estudios empíricos y 28 exámenes o análisis. El tamaño de la muestra global de los estudios analizados sobrepasa los 106.000 casos.

Existen numerosos estudios demostrativos de que mientras que las mujeres tienden a ejercer violencia psíquica contra sus compañeros, los hombres tienden más al empleo de la violencia física; si bien la diferencia en cuanto a las agresiones físicas no es significativa, la brecha se acrecienta respecto al daño físico -son muchas más las mujeres que sufren daño físico tras la agresión-.

Sin embargo son más las mujeres que infringen daños físicos a sus hijos.

Otro dato importante es que el tipo de violencia suele estar directamente relacionado con el nivel educativo del “verdugo”: En la población con mayor educación la violencia psíquica es la más preponderante. Es muy alto el porcentaje de profesionales liberales que sufre violencia psíquica por parte de su compañero o compañera.

La violencia del varón decrece generalmente con la educación, mientras que la de la mujer puede aumentar.

El actual modelo educativo individualista y competitivo que reciben los hombres y las mujeres, lleva aparejada la ausencia de políticas familiares que permitan a las mujeres conciliar trabajo y hogar, lo cual acaba generando conflictos en la mujer que en ocasiones pueden derivar hacia manifestaciones de violencia.

Las agresiones contra el varón no se registran porque los hombres no suelen hacer denuncias. Hay pautas culturales y normas sociales que disuaden al varón de denunciar actos de agresión contra ellos (se suele decir que no es de varones ir a quejarse de las agresiones, menos si la agresora es una mujer) Cuando excepcionalmente el varón va a la comisaría, los policías se burlan.

La policía recibe formación para ver el asunto de la violencia doméstica como algo exclusivo contra las mujeres. No se les habla de violencia contra el varón, el problema es invisibilizado por los programas de capacitación.

Los protocolos que maneja la policía están diseñados para atender solamente a las mujeres.

Las políticas, programas y campañas de concienciación excluyen al hombre Los programas sociales para prevenir la violencia doméstica, se centran en las denuncias, y las campañas en los medios de comunicación incentivan sólo a las mujeres a denunciar a sus parejas. Del mismo modo las encuestas sobre violencia doméstica sólo le preguntan a la mujer si es víctima de violencia.

Con el mismo criterio de “apartheid” por razón de sexo, existen organismos gubernamentales como los Institutos de la Mujer, las Casas de Acogida para Mujeres Maltratadas, Planes de “Igualdad”, etc. pero no los hay de Promoción de la Familia.