Padres y Madres Separados

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La mediación familiar: una opción para la resolución de conflictos

MUÑOZ PUIGGRÒS, Xavier; VALL RIUS, Anna: (El País, 7.4.2005)

La crisis, muchas veces irreversible, de algunas relaciones familiares concretas, ha sido resuelta tradicionalmente por actores ajenos a los propios afectados por el conflicto.

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La ruptura familiar comporta un elevado tono emocional para las personas afectadas y esta tensión se incrementa con la utilización del procedimiento contencioso judicial basado muchas veces en el enfrentamiento y en la posible disyuntiva de ganar o perder.

Por esto, en los últimos años y para tratar de resolver la crisis de forma dialogada, se ha introducido la fórmula de la mediación como uno de los diferentes métodos alternativos al conflicto judicial.

La mediación, que es voluntaria, fomenta un entorno respetuoso que ayuda a disminuir la intensidad emocional, aproxima las posiciones de las partes y las implica en la búsqueda de una solución que les pueda resultar aceptable.

Con la mediación no hay un perdedor ni un ganador, sino el esfuerzo común para encontrar fórmulas resolutivas a los problemas objeto de conflicto. Pero para canalizar este esfuerzo es necesaria la intervención del mediador, que es un profesional imparcial que actúa con confidencialidad, facilita el diálogo, estimula la comprensión mutua y propicia la búsqueda de soluciones óptimas.

El mediador no decide, ya que la mediación parte de la premisa de que las partes, en la medida que han aceptado voluntariamente acceder a aquella, encontrarán por sí mismas las respuestas adecuadas, sin que esto signifique necesariamente la reconciliación, sino, más bien, una ruptura ordenada y consensuada. Aun así, la mediación también puede suponer un buen complemento al ámbito de la resolución judicial, ya que el juez puede suspender el proceso a la espera del resultado de la mediación.

En los conflictos familiares, conseguir acuerdos y mantener el diálogo son objetivos básicos, ya que, en muchas ocasiones, hay unos hijos que requieren la máxima atención y afecto de las dos figuras parentales para superar, precisamente, la crisis que presupone una separación o un divorcio.

El hijo tiene que continuar vinculado con sus padres, que, si bien han decidido separarse como pareja, se presentan delante del hijo como padres corresponsables e igualmente interesados en su desarrollo y educación.

En este sentido, la posibilidad que contempla el proyecto de Ley estatal de modificación del Código civil en materia de separación y divorcio al reconocer la guardia y custodia compartida, implica que, en la práctica, la mediación pueda adquirir un papel fundamental en el momento en que las partes puedan llegar a decisiones mutuas consensuadas respecto a esta vinculación permanente y constante entre padres e hijos.