Padres y Madres Separados

Ayuda práctica, jurídica y psicológica padres, madres, separados, divorciados e hijos

Padres rechazados por sus hijos

(Más sobre Alienación Parental)

Jueces y psicólogos detectan en algunos menores el síndrome de la alienación parental

En un 35% de las separaciones y divorcios se producen situaciones traumáticas, según el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid. Cuando hay niños de por medio es frecuente que sean utilizados por los cónyuges como arma arrojadiza. Psiquiatras y psicólogos han diagnosticado un trastorno infantil directamente relacionado con las separaciones conflictivas: el síndrome de la alienación parental (SAP), que se produce cuando uno de los progenitores desprestigia sistemáticamente al otro ante los hijos.

Publicado el

En algunos casos los menores tienen razones de peso para no querer relacionarse con su madre o padre, como la existencia de malos tratos o abusos. Por ello, los psicólogos coinciden en que resulta imprescindible, antes de diagnosticar este síndrome, descartar la existencia de motivos reales por los que un hijo rechaza a uno de sus progenitores. Si el niño es incapaz de dar razones o éstas son absurdas, es muy probable que haya alienación parental.

"Estos niños no pueden justificar por qué odian a su madre o padre", afirma el psicólogo José Manuel Aguilar.
"Una niña, por ejemplo, me decía que no quería relacionarse con su padre porque le daba de comer cosas que no le gustaban".

Hay otros tres criterios importantes para detectar el síndrome, según los psicólogos consultados

El primero es que, generalmente, son niños que utilizan palabras y expresiones impropias de su edad, que no han podido elaborar ellos solos. Aguilar cuenta que un niño de siete años le dijo, textualmente, que su padre "lo maltrataba psicológicamente de forma sistemática", y una niña de cinco aseguraba que su padre "invadía su intimidad".

El segundo indicador es que estos menores suelen asegurar que recuerdan situaciones que no han presenciado o que pasaron cuando eran muy pequeños. Pedro G. L., padre separado, relata que su hija de nueve años le reprocha a menudo que "nunca, ni cuando nació", se ha preocupado de ella ni la ha cuidado.

El tercer indicador es que el odio se extiende al entorno del padre o madre rechazado. Cuando hay razones reales para no querer ver a un progenitor, el menor normalmente quiere seguir relacionándose con el resto de la familia. En los casos de alienación parental, sin embargo, los niños rechazan a todo aquel que tenga algo que ver con el padre odiado: dejan de ver a los abuelos, tíos y primos.

Los padres y madres rechazados se quejan de la poca formación y sensibilidad de muchos jueces y psicólogos de juzgados. Mar V. G. señala que "la mayoría no son conscientes de que este síndrome existe, y supone un maltrato brutal hacia el niño, con gravísimas consecuencias para el desarrollo de su personalidad".

La solución al problema depende de la fase que haya alcanzado el síndrome. Si el proceso está comenzando pueden funcionar la mediación o la terapia familiar. José Antonio Luengo, secretario general del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, asegura que esta institución ha intervenido con éxito en varios casos mediando entre ambos padres. En las fases más severas del trastorno, según el psicólogo José Manuel Aguilar, "lo único que funciona es cambiar la custodia, impedir temporalmente el contacto entre el niño y el manipulador y obligar a éste a acudir a terapia".