CUSTODIA COMPARTIDA: foto seriamente velada
EL PAÍS, miércoles 25 de mayo de 2005
Lluís Boada
El padre resulta
tan necesario como
la madre para
el desarrollo del niño.
Un Gobierno paritario no debería olvidar
el principio de igualdad al regular la guarda
de los hijos tras el divorcio, sostiene el autor.
Publicado el
Como, además, resulta
ser un hecho estadísticamente
abrumador que las custodias exclusivas
se conceden por los jueces
a las madres por el simple hecho
de serlo, es decir, con casi total
independencia de las capacidades,
disponibilidad y méritos de
cada progenitor, debe concluirse
que el recurso al veto es en realidad
un privilegio que corresponde
casi exclusivamente a las madres.
Por tanto, la privación del derecho a la custodia compartida de sus propios hijos afecta principalmente a los padres.
Para establecer tamaña discriminación, se invoca siempre el hipotético bienestar de los hijos, cuando en realidad se les está negando su derecho esencial a relacionarse en igualdad de condiciones con el padre y con la madre.
Quien haya observado con ojos limpios de prejuicios el sufrimiento, a menudo la desesperación, de los niños al separarles de los padres que saben sólo volverán a ver al cabo de varios días, quizá semanas, siguiendo las pautas establecidas en los crueles “regímenes de visitas” al uso, es difícil que no evoque los relatos simbólicos sobre el sacrificio de los inocentes y no piense en los daños que, invocando su propio nombre, se les causa.
Por tanto, la privación del derecho a la custodia compartida de sus propios hijos afecta principalmente a los padres.
Para establecer tamaña discriminación, se invoca siempre el hipotético bienestar de los hijos, cuando en realidad se les está negando su derecho esencial a relacionarse en igualdad de condiciones con el padre y con la madre.
Quien haya observado con ojos limpios de prejuicios el sufrimiento, a menudo la desesperación, de los niños al separarles de los padres que saben sólo volverán a ver al cabo de varios días, quizá semanas, siguiendo las pautas establecidas en los crueles “regímenes de visitas” al uso, es difícil que no evoque los relatos simbólicos sobre el sacrificio de los inocentes y no piense en los daños que, invocando su propio nombre, se les causa.