Padres y Madres Separados

Ayuda práctica, jurídica y psicológica padres, madres, separados, divorciados e hijos

Decálogo de los Malos Tratos

La Federación Estatal Unión de Separados (mixta), para salir al paso de determinadas falsedades, maliciosamente difundidas e ingenuamente creídas, ofrece la cantidad única de 3.000 ? a quien demuestre de forma clara y objetiva que nos equivocamos en los argumentos del decálogo que exponemos a continuación:

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8.- Nosotros venimos denunciando, desde hace años, que a mayor represión mayor violencia, aunque se nos ha silenciado o se nos ha insultado sin más.

Que los padres separados no hayamos sabido unirnos en estos años aciagos para luchar contra las injusticias a las que somos sometidos, mientras que los grupos que las fomentan sean cada vez más fuertes y estén espléndidamente subvencionados por el estado, no quita que existan.

Los hechos y las estadísticas nos dan la razón. Si a un padre al que se le pone trabas para ver a sus hijos se le impide tajantemente verlos en base a su actitud violenta hacia una persona distinta a ellos –lo mismo que se hacía en la Edad Media-, lo único que se consigue es provocar un daño irreparable a los hijos y exacerbar el desequilibrio emocional de ese padre con la posibilidad de incrementar, en consecuencia, sus actos de violencia.

Lo que se debe hacer es restituirle aquello que, al quitárselo injustamente, ha provocado la alteración de su estado emocional.

Resulta imprescindible en este tema, por lo tanto, la implantación de la igualdad en el trato que reciben hombres y mujeres en los casos de separación y divorcio si se quiere solucionar gran parte de la violencia sexista relacionada con ellos. La solución a este problema forma parte del acervo humano.

La misma Biblia la recoge en el famoso juicio de Salomón. Actualmente, puede llamarse custodia compartida. Se trata de que exista un equilibrio en todo lo relacionado con los hijos, la vivienda y los salarios, y que ninguna de las partes abuse de la otra y la pueda llevar a la desesperación.

Se hace absolutamente necesario, pues, la reforma de la actual ley del Divorcio y de la práctica judicial imperante, ya que son las principales fuentes de donde emanan las tremendas injusticias a las que son sometidas los padres separados.

9.- Los responsables últimos y decisivos de la violencia sexista, al menos en los casos relacionados con las separaciones y divorcios, son fundamentalmente todos aquellos que participan en el actual sistema que, despreciando claramente a la paternidad e incluso con un fuerte componente misoándrico, propicia tanta desigualdad.

Nos referimos a políticos, jueces, fiscales, abogados, asociaciones feministas –la otra cara de la misma moneda con las machistas, e igualmente nocivas- y también, gran parte de los medios de comunicación.

Los primeros, por crear y alentar la crueldad de un sistema sexista y discriminatorio, que desequilibra psicológicamente a sus víctimas, mayoritariamente hombres; los últimos, por difundir medias verdades e incluso mentiras con el fin manifiesto de manejar a la opinión pública.

A ésta se la provoca con sucesivas campañas y con la dedicación al tema de miles de horas, cuando otros temas, como los accidentes de la construcción (1.400 víctimas en 2003, prácticamente todos hombres) o muchos otros de igual importancia, apenas merecen la atención de los periodistas.

El tema de los malos tratos es grave, pero no desorbitado ni tan novedoso como nos quieren hacer ver. De hecho, en la mayoría de países europeos, especialmente en los de larga tradición feminista, el problema es mucho más grave.

Asimismo, es muy raro ver que se analicen las causas de la violencia, y casi se ha hecho creer que el fenómeno es exclusivamente masculino, lo cual es una inmensa falacia.

Tampoco les ha interesado divulgar a la mayoría de periodistas otros fenómenos relacionados con el tema, como es el caso de la creciente proliferación de las falsas denuncias de malos tratos con el fin, casi siempre conseguido, de chantajear a los hombres.

Cuando se averigua la falsedad de la denuncia el mal ya está hecho, y la pena para el denunciante es mínima o no existe.