Falsos abusos sexuales a menores
M.Bargadà; O. Llopart; I.Mirasol; J.Tomàs
( Equipo Psiquiatría Infantil Hospital Valle Hebrón Barcelona)
INTRODUCCIÓN
El importante aumento de los casos de abusos sexuales infantiles ( ASI ) que se detectan últimamente, y el problema social que generan, hacen pensar que es una problemática nueva que comienza a manifestarse paralelamente en los cambios a nivel social y cultural de las últimas décadas.
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A partir de los años 70 comienzan a crear las condiciones sociales y científicas que permitirán un mejor reconocimiento social de este problema.
Actualmente el porcentaje de alegaciones falsas oscila entre el 2% de la población infantil y un 8% de la población adolescente según Jones i McGraw ( 1987). Y en la población española, según Cantón y Cortés ( 1997 ) , en un 7%, llegando hasta un 50% en los contextos de divorcio ( Raskin y Yuille,1989 ). Por eso, es de especial importancia centrarnos en la correcta praxis por parte de los profesionales, ya que tanto los reales, como las alegaciones falsas de abuso sexual, tienen unos efectos psicológicos potencialmente devastadores para los niños, independientemente de que al final se pueda aclarar la situación.
Es importante distinguir entre acusaciones falsas y acusaciones deliberadamente falsas, premeditadas.
La inseguridad y la preocupación de algún progenitor, (clásicamente las madres) hace que, muchas veces debido a la influencia de los medios de comunicación, ciertas conductas se interpreten como abusos, y en consecuencia comienzan a interrogar al niño, reforzando y fijando ciertos comentarios en la memoria del niño.
Acusaciones premeditadas que suelen ser formuladas por el supuestamente abusado, normalmente preadolescente o adolescente, que ya pueden elaborar juicios sobre cual son las conductas sexuales apropiadas, y se pueden inventar una historia de abuso sexual con la finalidad de provocar, llamar la atención, o hacerlo como una forma de venganza del rechazo de un adulto, o también, en los casos de separación de los padres.
PROBLEMAS PARA IDENTIFICAR UN FALSO ABUSO SEXUAL.- El primer problema que se plantea es a nivel de la definición de abuso sexual: ¿ Donde comienza una actividad sexual? La definición incluye criterios de pornografía, exhibicionismo, situaciones escatológicas, etc. Interpretación errónea de los signos físicos. Descripciones poco precisas recogidas en la anamnesis. Es importante realizar una correcta historia clínica y escuchar el máximo de informaciones que se puedan recibir. La metodología: Como se realiza la valoración?. Hay un desconocimiento actual de los criterios que se utilizan en el proceso de evaluación. Por eso es de especial importancia centrarnos en la correcta praxis por parte de los profesionales.
Nivel evolutivo del niño en el momento de la demanda, de la denuncia. Conocer otras situaciones de la vida del niño que pueden ser causantes de la sintomatología del niño. Otro problema son las dificultades que se derivan al verificar la versión del testimonio infantil. Es un problema reciente, ya que hasta hace poco se le daba mucha importancia a las afirmaciones del niño.
Al niño se le piden una serie de competencias como: la habilidad lingüística, memoria suficiente, capacidad de observar, de analizar la situación, capacidad de diferenciar la fantasía de la realidad i comprensión de la obligación de decir la verdad. En esta verificación se ha de considerar cuales pueden ser los factores que nos ayudan a pensar que se trata de un falso abuso sexual infantil ( FASI ).
a) el niño no muestra claridad en sus declaraciones
b) no hay consistencia en el relato a lo largo del tiempo
c) cuesta encontrar detalles específicos sobre el suceso
d) explicación inadecuada
e) confusión entre fantasía y realidad
f) el niño muestra un conocimiento sexual adecuado para su edad ( en un abuso sexual infantil ( ASI ) la información suele ser más amplia de la que le corresponde por edad)
g) interpretación errónea de algunas actitudes
h) explorar que la motivación a formular un FASI puede estar dirigida por un adulto.
Actualmente el porcentaje de alegaciones falsas oscila entre el 2% de la población infantil y un 8% de la población adolescente según Jones i McGraw ( 1987). Y en la población española, según Cantón y Cortés ( 1997 ) , en un 7%, llegando hasta un 50% en los contextos de divorcio ( Raskin y Yuille,1989 ). Por eso, es de especial importancia centrarnos en la correcta praxis por parte de los profesionales, ya que tanto los reales, como las alegaciones falsas de abuso sexual, tienen unos efectos psicológicos potencialmente devastadores para los niños, independientemente de que al final se pueda aclarar la situación.
Es importante distinguir entre acusaciones falsas y acusaciones deliberadamente falsas, premeditadas.
La inseguridad y la preocupación de algún progenitor, (clásicamente las madres) hace que, muchas veces debido a la influencia de los medios de comunicación, ciertas conductas se interpreten como abusos, y en consecuencia comienzan a interrogar al niño, reforzando y fijando ciertos comentarios en la memoria del niño.
Acusaciones premeditadas que suelen ser formuladas por el supuestamente abusado, normalmente preadolescente o adolescente, que ya pueden elaborar juicios sobre cual son las conductas sexuales apropiadas, y se pueden inventar una historia de abuso sexual con la finalidad de provocar, llamar la atención, o hacerlo como una forma de venganza del rechazo de un adulto, o también, en los casos de separación de los padres.
PROBLEMAS PARA IDENTIFICAR UN FALSO ABUSO SEXUAL.- El primer problema que se plantea es a nivel de la definición de abuso sexual: ¿ Donde comienza una actividad sexual? La definición incluye criterios de pornografía, exhibicionismo, situaciones escatológicas, etc. Interpretación errónea de los signos físicos. Descripciones poco precisas recogidas en la anamnesis. Es importante realizar una correcta historia clínica y escuchar el máximo de informaciones que se puedan recibir. La metodología: Como se realiza la valoración?. Hay un desconocimiento actual de los criterios que se utilizan en el proceso de evaluación. Por eso es de especial importancia centrarnos en la correcta praxis por parte de los profesionales.
Nivel evolutivo del niño en el momento de la demanda, de la denuncia. Conocer otras situaciones de la vida del niño que pueden ser causantes de la sintomatología del niño. Otro problema son las dificultades que se derivan al verificar la versión del testimonio infantil. Es un problema reciente, ya que hasta hace poco se le daba mucha importancia a las afirmaciones del niño.
Al niño se le piden una serie de competencias como: la habilidad lingüística, memoria suficiente, capacidad de observar, de analizar la situación, capacidad de diferenciar la fantasía de la realidad i comprensión de la obligación de decir la verdad. En esta verificación se ha de considerar cuales pueden ser los factores que nos ayudan a pensar que se trata de un falso abuso sexual infantil ( FASI ).
a) el niño no muestra claridad en sus declaraciones
b) no hay consistencia en el relato a lo largo del tiempo
c) cuesta encontrar detalles específicos sobre el suceso
d) explicación inadecuada
e) confusión entre fantasía y realidad
f) el niño muestra un conocimiento sexual adecuado para su edad ( en un abuso sexual infantil ( ASI ) la información suele ser más amplia de la que le corresponde por edad)
g) interpretación errónea de algunas actitudes
h) explorar que la motivación a formular un FASI puede estar dirigida por un adulto.