Padres y Madres Separados

Ayuda práctica, jurídica y psicológica padres, madres, separados, divorciados e hijos

El brazalete de doña Espe

ANTONIO CABRERA SALAMANCA

(EL CORTIJO DIGITAL, 16 de diciembre de 2003)

http://www.hoyodemanzanares.blogspot.com/#articulo148

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Posiblemente este sea otro ejemplo de lo que se ha dado en llamar corrupción del lenguaje, apartando del uso cotidiano conceptos tan clarificadores como los de violencia familiar o doméstica -para instalar en su lugar el de violencia “de género”-, no sé si para evitar que la trasparencia preste cierta objetividad al drama, y que algún despistado pueda llegar a pensar que también hay varones que son víctimas mortales de malos tratos, familiares o domésticos que, como se sabe, no son términos sinónimos.

Así, hablando de violencia “de género” -en lugar de doméstica o familiar-se cubren las apariencias, pero todos entendemos que desde el Observatorio lo que se va a escudriñar es la violencia que sufre solo uno de los “géneros”.

Tan es así que como propuesta innovadora, el Gobierno de la Sra. Aguirre estudia la posibilidad de colocar a los maltratadores (nada se dice de las maltratadoras), unos brazaletes dotados de sofisticados elementos electrónicos que permitan su identificación en todo momento y controlar sus movimientos, de manera que cuando incumplan la orden de alejamiento, que en su caso se les haya impuesto, o intenten quitárselo, o simplemente a instancia de las presuntas víctimas, automáticamente se activarán, conectando con las unidades policiales de vigilancia creadas al efecto, y serán detenidos.

Sin prejuzgar las intenciones de los autores del invento -que suponemos no especialmente ignorantes en materias morales o jurídicas- la medida en cuestión plantea serias dudas éticas, morales, jurídicas y constitucionales. Porque, a bote pronto, es lo más parecido al chip y al código de barras que (para su bien) implantamos en nuestras mascotas y animales salvajes.

Pero resulta que hasta los varones son también -somos también- seres humanos. Y algunos hasta víctimas. E implantar tal artilugio -de momento con carácter removible-, en un ser humano vulneraría su dignidad como persona.

Así como principios y garantías fundamentales que reconoce y ampara nuestra Constitución, como los de igualdad, de no discriminación por razón de sexo, el de presunción de inocencia, el de privacidad y hasta el principio de reinserción social.

Por otro lado, en el caso improbable de que la propuesta de los brazaletes sea aprobada por nuestros jueces, albergo serias dudas de que éstos extendieran su uso a los delincuentes de guante blanco, a los criminales y violadores, a los etarras -presuntos o convictos-, a todos los delincuentes en libertad provisional; a los asesinos de toda ralea, ya estén presos o en libertad; a las jóvenes que destripan a sus amigas; al que asesina mientras duermen a sus padres y hermana con un katana; al tristemente célebre asesino de la baraja; a las mujeres que apuñalan a sus hijos recién nacidos y los tiran a la basura, o aquellas otras que ahorcan a sus hijos pequeños con un cable de teléfono; o a quienes abandonan a sus mayores en una gasolinera, o les dejan morir de soledad en un sórdido piso de cualquier barrio, en cualquier ciudad...