Euskadi presenta el nivel de conflictividad familiar más bajo del conjunto del Estado
Las denuncias por violencia familiar en el País Vasco se mantuvieron en 2002
Diario Vasco 22/10/03 SAN SEBASTIÁN
Las denuncias por violencia familiar se mantuvieron en Euskadi a lo largo del 2002, mientras que en el conjunto del Estado español se incrementaron en un 11% respecto al pasado año. Estos datos muestran que en el País Vasco se ha logrado reducir el nivel de conflictividad familiar al más bajo de todo el Estado, según afirmó ayer en San Sebastián el miembro de la Asociación de Padres y Madres Separados de Gipuzkoa, Agipase, Xabier Moñux.
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«En el 70% de las separaciones hay quejas relacionadas con algún tipo de violencia»
La psicóloga defiende que «hay que . denunciar» y aboga por la prevención MIREYA ÁLVAREZ/DV. SAN SEBASTIÁN
DATOS Ponente: Núria Calderé Pérez es psicóloga y mediadora familiar y trabaja en el Punto de Encuentro Familia de Barcelona.
Ponencia: Concepto y tipos de violencia.
Curso: Los conflictos y la violencia familiar.
Euskadi presenta el nivel de conflictividad familiar más bajo del conjunto del Estado Cincuenta mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va de año. Un alarmante aumento de casos de adolescentes que maltratan a sus padres y de ancianos abandonados emocionalmente. Los datos dibujan un panorama desolador que exige, en opinión de Núria Calderé Pérez (Barcelona, 1952), «que la sociedad se conciencie de la magnitud del problema».
Para ello, la psicóloga catalana, que participó ayer en el curso de verano Los conflictos y la violencia familiar, recomienda una educación «en igualdad de roles y sexos» y que esté basada «en el diálogo y la solución consensuada de los conflictos».
-Aumentan los casos de agresiones de hijos a padres, de padres a abuelos... ¿A qué cree que se debe?
-Es cierto que hay un aumento de casos y los profesionales lo hemos notado en un incremento de la demanda de intervención. Adolescentes que maltratan a sus padres, ancianos abandonados, tanto física como emocionalmente... En el caso de los jóvenes, creo que puede deberse a la interacción de varios factores como el cambio de modelo educativo, que actualmente es mucho más permisivo, las nuevas demandas a nivel escolar...
Los padres que vienen a pedirnos ayuda, al contrario de lo que la gente puede creer, tienen, en muchos casos, un alto nivel cultural y no son el prototipo de familia desestructurada. Con la gente mayor, la violencia es el reflejo de una dejación de responsabilidades. Viven solos y abandonados emocionalmente, y aquí intervienen también muchos factores como el trabajo de los hijos, la reducción de los metros en las viviendas, el aumento de los años de vida... Y quizá también la pérdida de valores.
Antes, cuidar a nuestros mayores era casi como una obligación, ahora, se deja, en muchas ocasiones, en manos de los poderes públicos.
-Ha hablado de varios tipo de violencia como la física, la emocional, la económica, la sexual...
-Los datos de muertes de este año reflejan la brutalidad de la violencia física, pero no hay que menospreciar la psicológica. Suele durar muchos años y se instaura casi permanentemente, además de ir acompañada, en la mayoría de los casos, de violencia física. La sexual crea un daño muy importante en la víctima, imagínese a una mujer obligada por su pareja a mantener relaciones sexuales durante años, es muy duro.
-Los expertos hablan de una relación entre agresor y víctima en la que se sigue un patrón que se retroalimenta.
-Yo también creo que se trata de un proceso circular, hay una interacción agresor - víctima que se va retroalimentando. Eso sí, quiero dejar muy claro que esto no supone que las dos personas tengan la misma responsabilidad en este proceso.
-¿En qué casos es recomendable la mediación de un profesional?
-La mediación familiar es muy útil en un primer momento, sobre todo como elemento de prevención. En el 70% de los casos de separación y divorcio hay quejas relacionadas con la existencia de algún tipo de violencia, tanto en el proceso de separación como inmediatamente después. En los casos de familias extensas, con hijos adolescentes, también es recomendable.
Pero si el tipo de violencia está instaurada per se, es decir, cuando no hay factores que la desencadenen, está contraindicada, porque existe un gran desequilibrio de poder entre la víctima y el agresor y esto inhabilita la mediación.
-¿Cree que la cobertura mediática de este problema puede llegar a concienciar a la población o aumentar el número de denuncias?
-Los medios inciden en la concienciación progresiva, sobre todo si se trata el tema con sensibilidad. En el caso de la violencia doméstica hay que denunciar, aunque habría que ver si se puede prevenir antes de llegar a este punto porque luego, muchas veces, la pareja no se separa y la multa incide en el patrimonio familiar de los dos.
Es necesaria una intervención psicosocial, con la ayuda de un asistente social no basta. Lo importante es la prevención, desde que se es niño y desde la familia y la escuela, que son los dos pilares en los que tendría que basarse. Tenemos que educar a nuestros hijos en igualdad de roles y sexos, fomentar el diálogo y solucionar los problemas de manera consensuada. Para ello tenemos que empezar por nosotros mismos, debemos creernos y aceptar toda esta teoría, algo que no es tan sencillo poner en práctica.
La psicóloga defiende que «hay que . denunciar» y aboga por la prevención MIREYA ÁLVAREZ/DV. SAN SEBASTIÁN
DATOS Ponente: Núria Calderé Pérez es psicóloga y mediadora familiar y trabaja en el Punto de Encuentro Familia de Barcelona.
Ponencia: Concepto y tipos de violencia.
Curso: Los conflictos y la violencia familiar.
Euskadi presenta el nivel de conflictividad familiar más bajo del conjunto del Estado Cincuenta mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va de año. Un alarmante aumento de casos de adolescentes que maltratan a sus padres y de ancianos abandonados emocionalmente. Los datos dibujan un panorama desolador que exige, en opinión de Núria Calderé Pérez (Barcelona, 1952), «que la sociedad se conciencie de la magnitud del problema».
Para ello, la psicóloga catalana, que participó ayer en el curso de verano Los conflictos y la violencia familiar, recomienda una educación «en igualdad de roles y sexos» y que esté basada «en el diálogo y la solución consensuada de los conflictos».
-Aumentan los casos de agresiones de hijos a padres, de padres a abuelos... ¿A qué cree que se debe?
-Es cierto que hay un aumento de casos y los profesionales lo hemos notado en un incremento de la demanda de intervención. Adolescentes que maltratan a sus padres, ancianos abandonados, tanto física como emocionalmente... En el caso de los jóvenes, creo que puede deberse a la interacción de varios factores como el cambio de modelo educativo, que actualmente es mucho más permisivo, las nuevas demandas a nivel escolar...
Los padres que vienen a pedirnos ayuda, al contrario de lo que la gente puede creer, tienen, en muchos casos, un alto nivel cultural y no son el prototipo de familia desestructurada. Con la gente mayor, la violencia es el reflejo de una dejación de responsabilidades. Viven solos y abandonados emocionalmente, y aquí intervienen también muchos factores como el trabajo de los hijos, la reducción de los metros en las viviendas, el aumento de los años de vida... Y quizá también la pérdida de valores.
Antes, cuidar a nuestros mayores era casi como una obligación, ahora, se deja, en muchas ocasiones, en manos de los poderes públicos.
-Ha hablado de varios tipo de violencia como la física, la emocional, la económica, la sexual...
-Los datos de muertes de este año reflejan la brutalidad de la violencia física, pero no hay que menospreciar la psicológica. Suele durar muchos años y se instaura casi permanentemente, además de ir acompañada, en la mayoría de los casos, de violencia física. La sexual crea un daño muy importante en la víctima, imagínese a una mujer obligada por su pareja a mantener relaciones sexuales durante años, es muy duro.
-Los expertos hablan de una relación entre agresor y víctima en la que se sigue un patrón que se retroalimenta.
-Yo también creo que se trata de un proceso circular, hay una interacción agresor - víctima que se va retroalimentando. Eso sí, quiero dejar muy claro que esto no supone que las dos personas tengan la misma responsabilidad en este proceso.
-¿En qué casos es recomendable la mediación de un profesional?
-La mediación familiar es muy útil en un primer momento, sobre todo como elemento de prevención. En el 70% de los casos de separación y divorcio hay quejas relacionadas con la existencia de algún tipo de violencia, tanto en el proceso de separación como inmediatamente después. En los casos de familias extensas, con hijos adolescentes, también es recomendable.
Pero si el tipo de violencia está instaurada per se, es decir, cuando no hay factores que la desencadenen, está contraindicada, porque existe un gran desequilibrio de poder entre la víctima y el agresor y esto inhabilita la mediación.
-¿Cree que la cobertura mediática de este problema puede llegar a concienciar a la población o aumentar el número de denuncias?
-Los medios inciden en la concienciación progresiva, sobre todo si se trata el tema con sensibilidad. En el caso de la violencia doméstica hay que denunciar, aunque habría que ver si se puede prevenir antes de llegar a este punto porque luego, muchas veces, la pareja no se separa y la multa incide en el patrimonio familiar de los dos.
Es necesaria una intervención psicosocial, con la ayuda de un asistente social no basta. Lo importante es la prevención, desde que se es niño y desde la familia y la escuela, que son los dos pilares en los que tendría que basarse. Tenemos que educar a nuestros hijos en igualdad de roles y sexos, fomentar el diálogo y solucionar los problemas de manera consensuada. Para ello tenemos que empezar por nosotros mismos, debemos creernos y aceptar toda esta teoría, algo que no es tan sencillo poner en práctica.