Reflexiones acerca de la Custodia Compartida y la liberación de la mujer.
La lucha por la igualdad real y práctica pasa por la institucionalización de la Custodia Compartida
Publicado el
Lo habitual en las sentencias de separación y divorcio en el mundo occidental sigue siendo que la custodia de los hijos menores se adjudique a la madre, reduciendo al padre al papel de “progenitor visitante”, cuya única obligación es de carácter económico.
Esto les permite "liberarse" de las obligaciones afectivas y educacionales hacia los hijos y, unido a la necesidad de mejorar su situación económica,le obliga a volcarse en su trabajo, implicando casi siempre una progresión y la posibilidad de acceder a puestos ejecutivos.
Y eso es reivindicado y prácticamente impuesto por los movimientos de mujeres, que creen que los hijos son exclusivamente de la mujer ya que la participación del hombre se reduce a la de aportador de semen.
(función quizá llamada a desaparecer).
La contradicción con la bandera programática de la “liberación de la mujer”, “igualdad”, “acceso a los puestos de responsabilidad laboral” etc es evidente, aunque parece quedar oculta por el brillo de las citadas proclamas.
Se reclama coparticipación en las tareas domésticas, atención a los niños en el hogar con toda razón y justicia, pero se impide compartir responsabilidades, atenciones y cuidado de los hijos pequeños cuando se produce la ruptura de la pareja.
Cuando los niños son pequeños requieren una atención constante, y ni siquiera el tiempo que pasan en el colegio o guardería es plenamente libre, ya que en cualquier momento se requiere la presencia del padre o de la madre ante cualquier imprevisto.
¿Cómo afecta esto a la mujer a la que tras una sentencia de separación o divorcio se le otorga la custodia exclusiva de los niños?.
Veamos: un puesto de responsabilidad en el ámbito laboral, del tipo que sea, exige disponibilidad, estar presente y con la cabeza “libre” de preocupaciones domésticas para analizar, deliberar y resolver en situaciones de crisis.
Las madres no dispuestas a compartir con el padre la Custodia de los hijos no son candidatas ideales para esos puestos. Resultado: sus posibilidades de promoción se ven limitadas a puestos de segundo nivel como mucho.
Por otra parte, en la inmensa mayor parte de los casos, las pensiones para los hijos o posibles compensatorias que puedan percibir no compensan el sacrificio económico que implica el no poder acceder a puestos de responsabilidad.
Y la renuncia en el terreno personal o profesional es invalorable.
La custodia exclusiva constituye una “trampa machista” alentada, reivindicada e impuesta social y políticamente por las mujeres feministas y aceptada como el evangelio por la mayoría de las mujeres.
Hace falta ser muy valiente para aceptar que la custodia sea para el padre, ya que equivale a colgarse el sambenito: “no le han dado los hijos, por algo será”.
Y serán sobre todo las mujeres las que condenarán a la madre “políticamente incorrecta”.
Para nosotros es evidente que la igualdad entre hombres y mujeres pasa por la Custodia Compartida de los hijos en situaciones de separación o divorcio.
Antonio M. Díaz Piñeiro Presidente Asociación Gallega de Padres y Madres Separados. oanton@mundo-r.com
Esto les permite "liberarse" de las obligaciones afectivas y educacionales hacia los hijos y, unido a la necesidad de mejorar su situación económica,le obliga a volcarse en su trabajo, implicando casi siempre una progresión y la posibilidad de acceder a puestos ejecutivos.
Y eso es reivindicado y prácticamente impuesto por los movimientos de mujeres, que creen que los hijos son exclusivamente de la mujer ya que la participación del hombre se reduce a la de aportador de semen.
(función quizá llamada a desaparecer).
La contradicción con la bandera programática de la “liberación de la mujer”, “igualdad”, “acceso a los puestos de responsabilidad laboral” etc es evidente, aunque parece quedar oculta por el brillo de las citadas proclamas.
Se reclama coparticipación en las tareas domésticas, atención a los niños en el hogar con toda razón y justicia, pero se impide compartir responsabilidades, atenciones y cuidado de los hijos pequeños cuando se produce la ruptura de la pareja.
Cuando los niños son pequeños requieren una atención constante, y ni siquiera el tiempo que pasan en el colegio o guardería es plenamente libre, ya que en cualquier momento se requiere la presencia del padre o de la madre ante cualquier imprevisto.
¿Cómo afecta esto a la mujer a la que tras una sentencia de separación o divorcio se le otorga la custodia exclusiva de los niños?.
Veamos: un puesto de responsabilidad en el ámbito laboral, del tipo que sea, exige disponibilidad, estar presente y con la cabeza “libre” de preocupaciones domésticas para analizar, deliberar y resolver en situaciones de crisis.
Las madres no dispuestas a compartir con el padre la Custodia de los hijos no son candidatas ideales para esos puestos. Resultado: sus posibilidades de promoción se ven limitadas a puestos de segundo nivel como mucho.
Por otra parte, en la inmensa mayor parte de los casos, las pensiones para los hijos o posibles compensatorias que puedan percibir no compensan el sacrificio económico que implica el no poder acceder a puestos de responsabilidad.
Y la renuncia en el terreno personal o profesional es invalorable.
La custodia exclusiva constituye una “trampa machista” alentada, reivindicada e impuesta social y políticamente por las mujeres feministas y aceptada como el evangelio por la mayoría de las mujeres.
Hace falta ser muy valiente para aceptar que la custodia sea para el padre, ya que equivale a colgarse el sambenito: “no le han dado los hijos, por algo será”.
Y serán sobre todo las mujeres las que condenarán a la madre “políticamente incorrecta”.
Para nosotros es evidente que la igualdad entre hombres y mujeres pasa por la Custodia Compartida de los hijos en situaciones de separación o divorcio.
Antonio M. Díaz Piñeiro Presidente Asociación Gallega de Padres y Madres Separados. oanton@mundo-r.com