Padres y Madres Separados

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Separación de pareja, no de familia

EL PAPEL DEL PSICÓLOGO EN CASOS DE SEPARACIÓN O DIVORCIO
RESPONSABLES DEL PROGRAMA ?.SEPARACIÓN DE PAREJA NO DE FAMILIA?:
Francisca Fariña, Ramón Arce, Dolores Seijo y Mercedes Novo

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Si bien es cierto que la custodia compartida y especialmente la conjunta es la mejor solución para mantener la familia, e impedir que los hijos pierdan a uno de los padres, y viceversa, lo cierto es que algunas variables mediatizan los buenos resultados y otras impiden que sea factible, como por ejemplo:
el compromiso y deseo sincero, por parte de los progenitores, de ser custodios, el nivel de apego de los menores a ambos padres, la salud psicológica, la cooperación y comunicación parental y la percepción del otro como persona importante y necesaria para su hijo, la competencia y habilidad para ocuparse de los niños, la existencia de conflicto parental o episodios de maltrato o abuso, la aceptación de la separación por ambos cónyuges, la presencia de esperanza de reconciliación, la distancia geográfica entre los hogares y el cumplimiento de las obligaciones económicas.

La intervención del psicólogo

La intervención del psicólogo se centra en tres áreas altamente relacionadas:
la mediación familiar, el peritaje psicológico, y la intervención en programas para familias separadas, en cada una de ellas la práctica del psicólogo ha de estar encaminada a defender el mejor interés del menor.
Ésta se encuentra relacionado con la conservación de la familia, no desde una perspectiva tradicional-conservadora, que entiende la pareja como indisoluble, sino desde una visión reformista-novedosa que asuma la separación conyugal sin que implique la ruptura familiar.

La mediación familiar como elemento clave en estos procesos.

La mediación familiar ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años debido, principalmente, a su eficacia para la resolución de conflictos matrimoniales, minimizando el trauma que se genera en los procesos contenciosos y facilitando la cooperación entre los progenitores.
La mediación tiene como objetivo enseñar a las parejas a separarse, así como a mantener su responsabilidad como padres, posibilitando que los hijos se relacionen con los dos, de manera idónea.
Además presenta ventajas sobre los procesos contenciosos:
Economicidad en tiempo y dinero, al tratarse de un procedimiento más rápido y barato. Posibilita que los padres se centren en las necesidades de sus hijos, permite que la ruptura conyugal no conduzca necesariamente a la ruptura familiar. La pareja es la verdadera protagonista, son los dos quienes resuelven la situación conflictiva, siendo más satisfactorio para las partes, provocando que el nivel de cumplimiento de los acuerdos sea muy alto.
Puede iniciarse en cualquier etapa del procedimiento.
Aunque el momento más idóneo es antes de iniciar los tramites legales, también puede llevarse a cabo durante el procedimiento; incluso una prueba pericial se puede reconvertir en un proceso de mediación, actuación que nosotros siempre recomendamos.

Incluso es factible después del proceso legal de separación o divorcio, para modificar la sentencia judicial, que, generalmente, no satisface a ninguna de las partes.