Padres y Madres Separados

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Reglas de oro de la comunicación en pareja

MARÍA ROSA ARIJA SOUTULLO Psicóloga
Una buena comunicación da solidez a la vida de pareja, de familia y de amistad.

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5.- No pidamos que nos adivinen.
Lo que no se expresa no se sabe.
Si yo no digo que me gustaría que me acompañaran al médico porque así me siento más segura, es posible que la otra parte no se de cuenta, y piense que como éI prefiere ir sólo, a mí me pasa lo mismo.

6.- Si intentamos ver en qué nivel de comu- nicación se mueve nuestra pareja, el diálogo será más fácil.
Cuando dice que está cansado, nos está pidiendo una caricia, un mimo, que entendamos su esfuerzo?. Se está comunicando desde el niño de su yo necesitado de apoyo y estímulo!.
O bien se comunica desde el adulto de su yo, intentando indicar que hay un mal reparto de obligaciones que le llevan a sentirse cansado.

7.- Luchemos por lograr ser un estratega de la comunicación.
Procuremos ir a lo esencial, a resolver algo.
No perder el tiempo en pequeñaas cosas.
Hay muchas discusiones que no merecen la pena, que nos apartan de los objetivos importantes.
Una discusión sobre quién se queda esta noche con el niño, si la abuela o la baby sitter, puede hacernos disfrutar menos de aquella salida a cenar con unos amigos, que hemos deseado desde hace tiempo.

8.- Procuremos relacionarnos con el otro con lo mejor que lleva dentro.
Si a alguien se le trata como un príncipe, será un príncipe.
Si por el contrario, aquella persona se siente poco valorada y estimada, reaccionará alejándose.
No olvidemos que todos llevamos dentro a un niño al que hay que mimar y acariciar, y ese niño necesita salir y expresarse en el mundo de la pareja, de la amistad.

9.- Muy importante es no etiquetar ni crear miedos. Eres un.... nunca llegarás a..... ten cuidado de......hacen que la comunicación se detriore e invitan al fracaso

10.- Por último, hay que ver la comunicación como una tarea que siempre hay que cuidar y en la que hay que ser constantes.
Si uno se equivoca u olvida lo que había quedado claro, no arrojar la toalla, sino empezar de nuevo.
A comunicarse también se aprende, es un trabajo de cada día que siempre da su fruto:
unas mejores relaciones efectivas.