Carta abierta al hijo que ya sabe quién soy
Realmente conmovedor. Las personas están por encima del sexo que ostenten...o detenten
Publicado el
uanchi, querido hijo: abrirme a vos fue sacarme de encima un peso que me
asfixiaba.
Estoy segura de que tenerte a mi lado durante mi transición hará que mi renacimiento sea más sano y más legítimo.
Sos una persona maravillosa.
Cuando te conté que tenía dos oportunidades de trabajo, que una me obligaba a presentarme de traje y corbata como siempre, en relación de dependencia, mientras que la otra era emprender la azarosa aventura de un negocio propio, un locutorio de rentabilidad incierta, y te pregunté qué me aconsejabas hacer, me respondiste: "El locutorio, papi.
Si podés ir de mujer vas a estar más feliz".
Y tu cara de susto contrastaba con la voz firme y clara de tu buena voluntad.
"Yo también te quiero mucho", me dijiste mil veces.
"Te voy a seguir queriendo", me dijiste otras mil.
Me diste más de lo que esperaba.
Dentro de algún tiempo lo sabrá tu hermano Teo.
Sé que me ayudarás a explicárselo a su cabecita de cinco años, a su corazón tan impetuoso y enérgico, tan dulce y cariñoso.
Muy pronto dejaremos de compartir el baño en nuestras salidas a MacDonald´s.
Ya no jugaremos "carreras de pis" pero seguiremos compartiendo muchas cosas muy importantes.
Aunque ya no los pinche con mi barba, sabrán que sigo siendo y seré siempre su padre.
Aunque me tiña el pelo porque se me llenó de canas (ahora que tengo licencia para el artificio ¿qué color elegiré?), su padre, la rubia-pero-inteligente, siempre los necesitará; su padre, la de las ondas rojizas, siempre los cuidará.
Su padre, la lesbiana, la que nunca les enseñó a jugar al fútbol porque nunca supo cómo se jugaba, tendrá otro pecho para los mismos abrazos, y otra voz para el mismo entendimiento.
Su padre, la transexual, tendrá otras cejas para las mismas miradas y otra nariz para rozarlos en los mismos besos.
Su padre, esta mujer, nunca hará nada que pueda avergonzarlos, siempre estará cuando la necesiten siempre les será leal y los amará tanto como hasta ahora.
Te mando los besos más grandes del mundo.
Mandi, tu padre
Estoy segura de que tenerte a mi lado durante mi transición hará que mi renacimiento sea más sano y más legítimo.
Sos una persona maravillosa.
Cuando te conté que tenía dos oportunidades de trabajo, que una me obligaba a presentarme de traje y corbata como siempre, en relación de dependencia, mientras que la otra era emprender la azarosa aventura de un negocio propio, un locutorio de rentabilidad incierta, y te pregunté qué me aconsejabas hacer, me respondiste: "El locutorio, papi.
Si podés ir de mujer vas a estar más feliz".
Y tu cara de susto contrastaba con la voz firme y clara de tu buena voluntad.
"Yo también te quiero mucho", me dijiste mil veces.
"Te voy a seguir queriendo", me dijiste otras mil.
Me diste más de lo que esperaba.
Dentro de algún tiempo lo sabrá tu hermano Teo.
Sé que me ayudarás a explicárselo a su cabecita de cinco años, a su corazón tan impetuoso y enérgico, tan dulce y cariñoso.
Muy pronto dejaremos de compartir el baño en nuestras salidas a MacDonald´s.
Ya no jugaremos "carreras de pis" pero seguiremos compartiendo muchas cosas muy importantes.
Aunque ya no los pinche con mi barba, sabrán que sigo siendo y seré siempre su padre.
Aunque me tiña el pelo porque se me llenó de canas (ahora que tengo licencia para el artificio ¿qué color elegiré?), su padre, la rubia-pero-inteligente, siempre los necesitará; su padre, la de las ondas rojizas, siempre los cuidará.
Su padre, la lesbiana, la que nunca les enseñó a jugar al fútbol porque nunca supo cómo se jugaba, tendrá otro pecho para los mismos abrazos, y otra voz para el mismo entendimiento.
Su padre, la transexual, tendrá otras cejas para las mismas miradas y otra nariz para rozarlos en los mismos besos.
Su padre, esta mujer, nunca hará nada que pueda avergonzarlos, siempre estará cuando la necesiten siempre les será leal y los amará tanto como hasta ahora.
Te mando los besos más grandes del mundo.
Mandi, tu padre