Paranoia
Enfermedad del Alma y de la sociedad.
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El comportamiento paranoico, es una continua falsedad de juicio, normalmente por una perturbación afectiva, y muchas veces por experiencias desagradables en su juventud o niñez, como ya hemos dicho.
En realidad no hay nada más inseguro. La única cosa previsible con ellas es su impredecibilidad.
Son capaces ante extraños de aparentar la dulzura de carácter mas amable, y acto seguido de una fuerte y atroz reconvención con los suyos, aún en presencia de extraños, lo cual percibido por ella, le sirve también de coartada.
Ella se portó así por culpa naturalmente del otro, al que hace sujeto de sus mas encendidas iras ya que su inteligencia está distorsionada, funcionando sin autocrítica, sin matices ni discernimientos; es como ella piensa y se acabó. O se hace como dice o ya está el enfrentamiento a las puertas. Su familia, allegados y relaciones, están siempre deseosos de perderla de vista.
Sus capacidades intelectuales están impregnadas de rigidez, de razonamientos demasiado estrictos, a priori, con unos postulados de base sin fundamento real, o bien con interpretaciones erróneas de hechos correctamente observados. La mentira es en ellas, su verdad.
En la expresión de la personalidad paranoica, el sujeto proyecta inconscientemente sus propios sentimientos en otra persona. «No es él quien es agresivo, es el otro quien es malo o peligroso». El paranoico proyecta fácilmente a otro individuo intenciones que él mismo tiene sin saberlo, en su narcisismo exaltado, y en su mundo interior sadomasoquista. Practica la guerra preventiva.
Casi siempre, el carácter paranoico desemboca en una mala adaptación socio-profesional o familiar. Hay raros casos en los que se logra cierto éxito social, pero a cambio de múltiples sufrimientos, mutilaciones emocionales, y aberraciones que afectan al entorno inmediato, a la familia, a la sociedad, y siempre a la propia mujer.
El médico es a menudo solicitado por los parientes, los padres, los amigos, el cónyuge o los hijos de la paranoica, para someterle a tratamiento, para detener una situación explosiva, reparar los «desgastes psicológicos», el atolladero, reducir la agresividad, la reclamación irascible, la tiranía.
En realidad no hay nada más inseguro. La única cosa previsible con ellas es su impredecibilidad.
Son capaces ante extraños de aparentar la dulzura de carácter mas amable, y acto seguido de una fuerte y atroz reconvención con los suyos, aún en presencia de extraños, lo cual percibido por ella, le sirve también de coartada.
Ella se portó así por culpa naturalmente del otro, al que hace sujeto de sus mas encendidas iras ya que su inteligencia está distorsionada, funcionando sin autocrítica, sin matices ni discernimientos; es como ella piensa y se acabó. O se hace como dice o ya está el enfrentamiento a las puertas. Su familia, allegados y relaciones, están siempre deseosos de perderla de vista.
Sus capacidades intelectuales están impregnadas de rigidez, de razonamientos demasiado estrictos, a priori, con unos postulados de base sin fundamento real, o bien con interpretaciones erróneas de hechos correctamente observados. La mentira es en ellas, su verdad.
En la expresión de la personalidad paranoica, el sujeto proyecta inconscientemente sus propios sentimientos en otra persona. «No es él quien es agresivo, es el otro quien es malo o peligroso». El paranoico proyecta fácilmente a otro individuo intenciones que él mismo tiene sin saberlo, en su narcisismo exaltado, y en su mundo interior sadomasoquista. Practica la guerra preventiva.
Casi siempre, el carácter paranoico desemboca en una mala adaptación socio-profesional o familiar. Hay raros casos en los que se logra cierto éxito social, pero a cambio de múltiples sufrimientos, mutilaciones emocionales, y aberraciones que afectan al entorno inmediato, a la familia, a la sociedad, y siempre a la propia mujer.
El médico es a menudo solicitado por los parientes, los padres, los amigos, el cónyuge o los hijos de la paranoica, para someterle a tratamiento, para detener una situación explosiva, reparar los «desgastes psicológicos», el atolladero, reducir la agresividad, la reclamación irascible, la tiranía.